Everything Everywhere All at Once: La trampa del talento multipotencial

Para quienes saben hacer de todo… pero han aprendido que no todo debe convertirse en trabajo

La Ciudad de México me recibió con un caos inspirador: protestas, avenidas cerradas, arte, comida que parecía capítulo de Anthony Bourdain y una energía que me recordó que el mundo está vivo y en movimiento, aunque una a veces se sienta en pausa.

Ahí estuve: ayudando a comprar según su paleta de colores y tipo de cuerpo, asesorando estilo, medicándome con precisión mientras lidiaba con la recaída de un virus respiratorio, analizando el contexto político entre tacos, recordando tipografías, analizando el menú como si esperara impresionar a alguien especial —anotando recetas, llevando bitácora culinaria, como si Julius estuviera aquí y no quisiera que se perdiera la experiencia. And Julius, I do hope you're paying attention. This is Exhibit A, love.

En medio de todo eso, me acordé de la ex HR Manager, que solía decirme que yo era como Barbie: “Barbie estratega, Barbie cocinera, Barbie organizadora de fiestas, Barbie maquilladora…” Y sí, no estaba tan errada. Tengo mil intereses y habilidades, y todas me habitan al mismo tiempo.

Pero tener muchos talentos no significa que todos deban convertirse en trabajo. Ahí empieza la trampa…

El mito de que “porque puedes, debes”

Ser buena en muchas cosas no debería ser una condena. Pero cuando no ponemos límites, cada habilidad se vuelve una expectativa externa:
¿Tomas buenas fotos? Haz las de la empresa. ¿Sabes de branding? Arregla el logo también. ¿Te explicas bien? Da la capacitación.
¿Eres creativa? Saca ideas, diseña, edita, ejecuta.

Y así, poco a poco, tu multipotencialidad deja de ser un regalo… y se convierte en un sistema de explotación. No porque los demás te obliguen. Sino porque tú no dijiste que no.

Yo lo viví. Hace años trabajé en un negocio donde hacía de todo: desde mi rol formal hasta preparar estaciones de café para el equipo, estar en el comité de seguridad ocupacional, mediar conflictos familiares entre los dueños, ayudar con decoraciones, hacer compras personales para uno de ellos, organizar celebraciones, entregar regalos por años de servicio… incluso colaborar en un negocio que ni siquiera era parte de mi trabajo.

Lo hacía con buena intención, con ganas de aportar, de “sumar valor”. Pero no fue hasta que estuve en una empresa —una con estructura, descripciones de puesto, contratos claros, jerarquía de puestos— que lo entendí: eso no era crecimiento. Era desgaste.

A pesar de todo, lo que hacía no se valoraba (y nunca se valoró). Me pagaban poco. No había desarrollo. Y lo peor: me hicieron creer que ese caos era una oportunidad.

No fue hasta que trabajé en otros contextos que entendí cuánto estaba frenando mi carrera, mi bienestar y mi economía.
Después de esa experiencia, no solo tuve un contrato formal (sí, con firmas y todo), sino también funciones claras, un equipo competente y —por primera vez— la posibilidad de negociar mis condiciones: 30 horas a la semana y una compensación alineada con el valor real de mi trabajo.

A veces, el salto más grande que das no es hacia arriba. Es hacia fuera.

Hay una línea muy clara entre colaborar y cruzar límites. Y cuando se espera que participes en tareas personales, ajenas al objetivo de tu puesto o incluso al giro del negocio, esa línea se llama línea cruzada. Y no es ética. Puede que te pidan ayuda para organizar una fiesta del jefe, hacer compras para su casa, prestarle dinero, asesorar a un familiar en su emprendimiento, cuidar a sus hijos y al perro (lo vi cuando era pasante en una agencia el inicio de mi carrera) o incluso gestionar el Instagram de un negocio aparte “porque tú sabes de eso”. Todo disfrazado de confianza, espíritu de equipo o buena voluntad. Pero la verdad es que están usando tu versatilidad para cubrir funciones que no son tuyas, sin compensación ni claridad. Es un abuso que muchas veces se normaliza, especialmente en empresas pequeñas o familiares, y que a largo plazo solo desgasta tu tiempo, tu energía y tu carrera.

Red Flags de trabajos que se aprovechan de tu multipotencialidad

1. No hay descripciones claras de puesto

“Aquí todos hacemos de todo” suena colaborativo, pero sin límites definidos es una excusa perfecta para colgarte tareas que no te corresponden.

2. Te dicen que eres “valiosa porque puedes con todo”

Lo que parece halago es una estrategia para delegarte más sin pagarte más. “Tú que lo haces tan bien…” = más carga, cero reconocimiento.

3. Te asignan tareas sin relación con tu rol

Si terminas diseñando, gestionando redes, coordinando eventos, mediando conflictos y llevando café… Houston: tenemos un abuso.

4. Esperan que respondas fuera de horario "porque te apasiona"

Amar lo que haces no significa vivir para eso. Si lo usan para exigirte disponibilidad 24/7, están romantizando la explotación.

5. Te involucran en proyectos que no son parte de la empresa

Ayudar en negocios personales, decorar su casa, asesorar a su hermana, tío, primo con su marca… eso se llama línea cruzada (y no es ética).

6. Te hacen sentir que decir “no” es ser egoísta o poco colaborativa

Si te culpan por poner límites, es manipulación emocional, no cultura de trabajo. Y si te despiden por eso… bueno, que arda. Porque un lugar que castiga la claridad, no merece tu talento.

7. Te venden el caos como “versatilidad” o “ambiente dinámico”

Que no haya procesos ni estructura no es una virtud. Si el lugar es un desorden constante, te van a usar como parche de todo.

8. No te suben el sueldo aunque asumes más responsabilidades

Si haces el trabajo de tres personas y te pagan como media… ya sabes.

9. No hay posibilidad real de crecimiento

Si llevas años “aportando en todo” pero no te promueven, no te suben el sueldo ni te dan espacio para especializarte, están usando tu talento como combustible, no como inversión.

10. Sales agotada, pero con la sensación de que no puedes dejarlo “porque te necesitan”

Cuando un trabajo se sostiene de tu sobrecarga emocional… ya no es trabajo. Es una relación tóxica laboral.

No todo lo que sabes hacer es lo que debes hacer por dinero

Una de las decisiones más liberadoras (y más adultas) que puedes tomar es esta: no todo lo que se te da bien tiene que formar parte de tu empleo o modelo de negocio.

En lo personal, ese abanico de talentos es una bendición. Te permite crear, resolver, conectar, construir vida.

Pero en lo profesional: estructura o extinción. Si no defines tu oferta, tu enfoque y tus límites, el mundo lo hará por ti. Y lo hará mal.

Cómo enfocar tu multipotencialidad sin traicionarte (ni quemarte)

  1. Crea una oferta clara (aunque tú seas compleja)
    Puedes ser muchas cosas, pero tu cliente / empleador debe saber por qué te contrata.
    La claridad externa comienza con la claridad interna.

  2. No monetices todo tu talento. El arte también necesita espacios sagrados.
    Hay cosas que no tienen que rendir cuentas. No todo tiene que escalar, viralizarse o generar ingresos. Algunas cosas existen solo para ti. En mi caso, lo entendí después de salir de la escuela de cocina: cocinar es algo que hago por amor, no por ambición. Para mí, para la gente que quiero, para quienes llegan a mi mesa cuando tengo algo que compartir. Sí, un par de veces me han pagado por hacer pasta o vegetales salteados, pero no voy a abrir un restaurante, ni voy a ser la próxima Thomas Keller o Ferran Adrià. Y está bien. Simplemente… no es por ahí. But for you, Julius... I might just plate it like it's Michelin.

  3. Establece límites desde la estrategia, no desde el enojo
    Poner límites no es pelear. Es educar. Comunica con calma qué haces, qué no, y qué valor tiene eso que sí entregas. Porque si no lo haces a tiempo, llega el momento en que estallas. Y cuando eso pasa, nadie recuerda el abuso: solo juzgan tu reacción. El entorno se desentiende. La empresa se lava las manos. Y tú te quedas con el burnout, la culpa y una cuenta emocional imposible de pagar… por un desequilibrio que nunca fue tuyo.

    Recuerdo que en mis primeros días en una nueva empresa a mediados del 2023, me pidieron hacer unos videos.
    Con amabilidad, respondí que no estaba ahí para eso, ni era parte de mis funciones. Otro día, cuando me asignaron varios proyectos al mismo tiempo, pregunté cuál era la prioridad, porque sabía que si hacía todo a la vez, algo iba a salir mal. ¿Y sabes qué?
    Nadie se ofendió. Nadie hizo drama. Nadie me castigó por poner límites. Me respetaron. Me escucharon. Y eso, viniendo de una experiencia laboral anterior donde decir “no” era pecado o ser desleal, fue un regalo inmenso.

    Un lugar donde te respetan, donde tu rol está claro, donde tu voz es válida… eso también es parte del salario emocional. Y lo agradezco.
    Me tomó por sorpresa, pero me enseñó que sí existen ambientes donde ser profesional no significa ser explotada.

  4. Organiza tus pasiones por temporadas, no por urgencias
    Puedes hacerlo todo, pero no al mismo tiempo. Crea ciclos. Da espacio a tus ideas para respirar sin competir entre sí.


Green Flags de empresas que sí respetan y celebran tu multipotencialidad

1. Te preguntan qué disfrutas hacer (y qué no)

No asumen que “puedes con todo”. Quieren saber dónde brillas y en qué prefieres no involucrarte. Respetan tus preferencias y tu energía.

2. Te permiten elegir proyectos o roles transversales… si tú lo propones

Puedes aportar en distintas áreas, pero como decisión, no como castigo o parche. No te obligan, te invitan.

3. Te piden que priorices y definas alcance

Si te asignan varias tareas, te ayudan a organizarlas o te preguntan cuál es más estratégica. No esperan que hagas malabares sin red. Durante muchos años, estuve en lugares donde el departamento de Recursos Humanos solo existía para procesar planillas. Cuidar al personal no era prioridad, y menos aún preguntarse cómo estaba realmente quien sostenía las operaciones.

Pero hace unos años tuve el regalo profesional y humano de trabajar con Marcello Paz, y todo cambió. Aunque coincidimos en proyectos relacionados con cultura organizacional o algo relacionado a mi team, su forma de estar era inolvidable. Nunca juzgaba a la primera. Siempre preguntaba primero: ¿Cómo estás manejando la carga laboral? ¿Estás logrando equilibrio entre la vida y el trabajo?

Cuando surgía alguna queja de parte de management sobre una persona, su respuesta no era castigar ni etiquetar. Era observar, escuchar, ofrecer coaching y revisar si lo que esa persona estaba enfrentando tenía sentido… o si simplemente estaba sobrecargada. Eso es liderazgo. Eso es entender que detrás del talento hay un ser humano, no una máquina multitarea.

4. Escuchan cuando dices “esto no está en mi rol”

Y en vez de ofenderse o chantajearte emocionalmente, te dicen “gracias por marcarlo”.

5. Te dan retroalimentación sobre lo que aportas (no solo sobre lo que entregas)

Reconocen no solo que hiciste algo, sino cómo lo hiciste. Celebran tu enfoque, tu visión, tu capacidad de conectar ideas.

6. Tu sueldo crece si tus responsabilidades crecen

Si estás aportando en más de un frente, lo reconocen en la compensación. Punto.

7. Fomentan la especialización sin obligarte a encasillarte

No te fuerzan a volverte “la de tal cosa”, pero te apoyan si quieres enfocarte en algo. Entienden que el enfoque no mata la creatividad.

8. Te dan espacio para proponer nuevas ideas sin exigirte ejecutarlas todas tú

Valorarán tus ideas sin darte automáticamente la ejecución de todo el plan. Confían en ti, pero no abusan de tu iniciativa.

9. Tu bienestar importa más que tu multitasking

Te preguntan cómo estás, no cuántas cosas hiciste esta semana. Again MARCELLOOOOOOO

10. No te hacen sentir que tener muchos talentos es “demasiado”

Al contrario. Te hacen sentir que tu forma de ver el mundo es un aporte valioso, no un problema de enfoque.

Al final…

Ser multipotencial no es un problema. El problema es no tener sistema. Es dejar que los demás te conviertan en el comodín de todo… mientras tú solo querías construir algo propio.

Así que sí: puedes ser la que cocina, maquilla, diseña, lidera, escribe, escucha y transforma. Pero no tienes que hacerlo todo a la vez, ni por todos, ni todo el tiempo.

Y no, no estás siendo menos profesional por cuidar tu energía. Estás siendo más sabia. Más estratégica. Más tú.

Foto: joannacorbet.com

Libros sobre multipotencialidad y desarrollo profesional

  1. How to Be EverythingEmilie Wapnick
    Una guía esencial para quienes tienen múltiples pasiones y talentos, ofreciendo estrategias para integrarlos en una carrera satisfactoria.

  2. Multipotencial: Cómo desarrollar tus múltiples talentosMario Lino
    Este libro proporciona herramientas para organizar y aprovechar tus diversas habilidades, ayudándote a entender y gestionar tu multipotencialidad.

  3. Refuse to Choose!Barbara Sher
    Un clásico que explora cómo las personas con múltiples intereses pueden diseñar una vida y carrera que abarque todas sus pasiones.

  4. Range: Why Generalists Triumph in a Specialized WorldDavid Epstein
    Este libro argumenta que en un mundo especializado, los generalistas tienen ventajas únicas, respaldando la idea de que la multipotencialidad es una fortaleza.

  5. The Element: How Finding Your Passion Changes EverythingKen Robinson
    Explora cómo encontrar la intersección entre tus talentos y pasiones puede transformar tu vida personal y profesional.

    Libros sobre establecimiento de límites y bienestar profesional

    1. Los 7 hábitos de la gente altamente efectivaStephen R. Covey
      Un clásico que ofrece principios para mejorar la eficacia personal y profesional, incluyendo la importancia de establecer límites claros.

    2. Cómo tener tiempo para todoPatricia Ramírez (Patri Psicóloga)
      Este libro aborda la gestión del tiempo y la importancia de priorizar el descanso y el autocuidado como derechos fundamentales.

    3. La magia de pensar en grandeDavid J. Schwartz
      Fomenta una mentalidad positiva y ambiciosa, ayudándote a superar la "excusitis" y a establecer metas elevadas.

Previous
Previous

From Crush to Commitment: What Love Taught Me About Branding

Next
Next

El marketing de hoy son las ventas de mañana