The Eye Must Travel
A blog for design inspiration and exploration. We journey through the vibrant worlds of art, architecture, fashion, and interior design, uncovering the stories and creativity behind some of the most captivating visual experiences. I want to share the things I love. Join me as we travel through color, form, and style and get ready to see design through a new lens.
Ten Years of Teaching, Yes, I Still Get Butterflies Before Class
This year marks a decade since I stepped into a university classroom—not as a student, but as a professor.
I was 26. Fresh out of my second degree in Graphic Design, I was invited to teach Editorial Design and Print Production at UJMD, my alma mater and the place where I had just finished a beautiful double academic journey in Communications and Design.
¿Es tu deseo realmente tuyo? El mercado empaqueta identidades
"No nos dicen qué pensar, pero sí cómo sobrepensar."
Esta frase —una síntesis punzante del efecto de los medios en la era del capitalismo narrativo— resume la manera en que las estructuras simbólicas moldean no solo nuestros deseos, sino también el contorno de lo que creemos posible.
Gen Z officially has bad taste — and it’s brilliant
Ugly on purpose, sad on the feed, and spiritually glittery: welcome to the new aesthetic order.
Let’s face it. A new wave of aesthetic standards has taken over, and it’s not here to please your mom, your design professor, or even your inner minimalist.
El poder no se grita: el arte de no pedir permiso para valer
Toda cultura produce símbolos. Pero no todos los sujetos tienen agencia sobre ellos.
En una época donde el poder ha migrado del grito a la representación, dominar lo simbólico no es una frivolidad estética, sino una estrategia ontológica: quien no elige sus signos, termina habitando los del sistema. Y el sistema no es neutro. Está diseñado para premiar lo funcional, lo vendible, lo replicable.
El poder no se grita: se representa
Desde los albores de la humanidad, los rituales han funcionado como tecnologías simbólicas para producir cohesión, sentido y control social. Mucho antes de que existieran los algoritmos, ya existía el fuego rodeado por cuerpos danzantes, las coronas, los anillos, las banderas. No eran adornos: eran lenguajes sin palabras.
What’s really holding your brand back — and it’s not your logo
Most brands that come to Capitol Circle don’t need a new logo.
They need clarity, coherence, and direction.
Yes, good design helps. But if what’s underneath is messy, disconnected, or half-baked, a rebrand will only give you prettier confusion.
No era un plan, era una forma de volver: así nació Capitol Circle
Volví de DC sin saber qué quería. Solo sabía que algo en mí se había reconectado. Lo demás fue una cadena de decisiones intuitivas, clientes inesperados y una pared con un mapa.
Capitol Circle no nació con un business plan ni con un pitch deck. Nació con el corazón cansado pero con la necesidad de volver a crear desde un lugar distinto.
The Soft Power of a Work in Progress
Sometimes ideas arrive in the quietest moments—on a random Tuesday when I’m calm enough to notice them. They don’t wait until I’m sitting at my desk, though that is where I prefer to be. My office is my refuge, a place where I can lay out the words like small offerings. But more often than I’d like to admit, I end up writing on my phone, collecting sentences before they slip away.
5 Things I Wish I’d Known When I Started My Career
My first job was as a correspondent for a magazine from La Prensa Gráfica. Looking back, it seems writing has always been there for me. I did it for two years, until the format evolved and I started working with one of the most famous cooks in my country. That project didn’t last long, but it showed me how much I loved cooking.
Cuando la Constancia Vende Más que Cualquier Oferta
Imagina que estás vendiendo un producto que vale más de $200 dólares. No es el más barato del mercado. No es el que la gente compra “por si acaso”. Es una inversión consciente.
Ahora imagina que tu competencia publica cada semana en TikTok, Instagram y su precio no supera los $50. Que la gente te dice que si no haces lo que está en tendencia, no existes. Que mientras tú piensas en calidad y servicio, otros prometen resultados exprés.
Volver a dar clases
Cada vez que regreso a la universidad de donde salí, me reciben como si fuera una rockstar. No lo digo con ego. Lo digo con gratitud. Porque siempre me tocan alumnos brillantes: curiosos, intensos, creativos. Los que no se conforman con poco. Los que vienen con hambre de saber.
¿Y si se acaba el mundo sin que estrenes ese perfume?
En X la gente bromea: “¿Para qué pagar la tarjeta si nos van a tirar una bomba?”. Y lo dicen con la misma calma con la que piden sushi en Pedidos Ya.
Vivimos un fenómeno extraño, pero no nuevo: cuando hay crisis económicas, la gente tiende a ser más cautelosa con el gasto. Pero cuando la crisis es existencial (como una pandemia, una guerra, o el fin del mundo), el patrón cambia. Queremos sentir algo. Algo que no sea ansiedad.
From Crush to Commitment: What Love Taught Me About Branding
In therapy, I kept circling back to the same kind of crushes. You know the type: sharp, magnetic, well-put-together. Emotionally compelling and intellectually charged — almost like looking into a mirror, in the best (and worst) ways.
Everything Everywhere All at Once: La trampa del talento multipotencial
La Ciudad de México me recibió con un caos inspirador: protestas, avenidas cerradas, arte, comida que parecía capítulo de Anthony Bourdain y una energía que me recordó que el mundo está vivo y en movimiento, aunque una a veces se sienta en pausa
El marketing de hoy son las ventas de mañana
Lo ves en todos lados: La recesión entra por la puerta y lo primero que vuela por la ventana es el presupuesto de marketing. Te explico por qué pasa eso, qué ideas equivocadas hay detrás… y qué dice la experiencia real.
Porque cuando el barco se tambalea, los capitanes buscan remar hacia la orilla más cercana: vender más, como sea. Así de claro. En tiempos de incertidumbre económica (recesión, inflación, bajo consumo), muchas empresas entran en modo supervivencia y piensan:
“Si no puedo bajar costos más, tengo que aumentar ingresos. ¿Cómo? Metamos más gente a vender”.
Reputación: el ingrediente que no podés quemar en tu marca
Todo empieza igual: alguien en una sala de reuniones (espero) dice “tengo una idea”. Y la idea, en su cabeza, es brillante. Distinta. Provocadora.
“Esto va a romper el algoritmo”, dicen mientras abren el Canva.
Lo que no siempre imaginan es que también puede romper la reputación de la marca. O peor: la conexión con su audiencia.
Labubus y por qué caemos en el marketing de la era emocional
Hace unos días vi un video de una influencer llorando porque no le salió el Labubu que quería. Era una mezcla entre tristeza real y drama para TikTok, de esos que no sabés si reírte, consolarla o salir corriendo a comprar uno, por si acaso. Y ahí fue cuando pensé: esto no es solo una moda rara, acá hay algo más profundo.
Vamos por partes.
Cuando lo barato sale caro (y lo trending no siempre sirve)
Hay una tendencia peligrosa en el mundo de las marcas: hacerle caso a la moda, al primo que “sabe de diseño”, al sobrino que le gusta la “foto”, o al proveedor más barato... y venir corriendo a buscar ayuda cuando ya se está quemando la cocina.
Y no te lo digo por teoría, te lo digo porque este año la mayoría de mis clientes no llegaron queriendo crear algo desde cero.
Llegaron queriendo arreglar un desastre.
No es hate: Tu marca no necesita otro TikTok
Abro Instagram, deslizo, y ahí está: la tipa de jeans, tenis blancos, top ajustado, glossy lipstick, uñas de acrílico, microfonito cuadrado en mano —o uno de esos minis que parecen sacados de un llavero— diciéndome cosas que no pedí saber. Sale de la nada, me lanza una transición brusca, me deja medio sorda con un audio saturado y se va. En 20 segundos, se supone que me convenció de comprar, opinar, cambiar de vida o mínimo quedarme. Y el peor error no es ella. Es que todas las marcas están haciendo lo mismo, sin importar si venden hamburguesas, seguros o ataúdes.
Nadie llega tarde a su propia historia
Una vez escuché a alguien decir que liderar era como llegar primero a la cima. Subir más rápido, ser más fuerte, ganar. Y la verdad —dicho sin eufemismos— eso es una mentira enorme.
Si alguna vez tuviste un jefe que te cambió la vida (o si todavía no tuviste esa suerte), sabes que liderar no tiene nada que ver con carreras.
Liderar es construir. Primero contigo mismo. Y después, con otros.