Cuando lo barato sale caro (y lo trending no siempre sirve)
Hay una tendencia peligrosa en el mundo de las marcas: hacerle caso a la moda, al primo que “sabe de diseño”, al sobrino que le gusta la “foto”, o al proveedor más barato... y venir corriendo a buscar ayuda cuando ya se está quemando la cocina.
Y no te lo digo por teoría, te lo digo porque este año la mayoría de mis clientes no llegaron queriendo crear algo desde cero. Llegaron queriendo arreglar un desastre.
Una clienta llegó con un sitio que parecía sacado de 2008, aunque lo acababan de hacer. Mal estructurado, confuso, sin adaptabilidad a teléfono / iPad. ¿Lo peor? Ya lo había pagado, y ahora tenía que invertir otra vez para hacerlo bien.
Terminamos rehaciéndolo desde cero, claro. Quedó precioso. Funcional, coherente, vendible. Pero el doble de inversión. El triple de estrés.
Otra persona me llamó para “refrescar” su marca. Lo que tenía era un logo ultra minimalista, muy Pinterest, muy de tendencia... pero cero funcional. No decía nada del negocio, no conectaba con nadie y, además, era ilegible en formatos pequeños.
Resultado: nueva identidad visual, bien pensada para su audiencia, adaptable, profesional. ¿El aprendizaje? Bonito no es suficiente.
Necesita funcionar. Necesita vender.
Un emprendedor tenía años con su producto único en el mercado. De repente, alguien aparece con una versión china más barata. Se le movió el piso. Nunca había necesitado branding porque “todo fluía solo”. Spoiler: eso se acabó. Tuvimos que construir una marca sólida, reposicionar, contar su valor real. Y ahí sí: ganó por diferenciación, no por precio.
Una marca llegaba asfixiada: sus clientes pedían rebajas, escribían a medianoche, exigían sin agradecer. Pero no era culpa del producto. Era que toda la estrategia estaba enfocada en el público equivocado. Redireccionamos: nuevo tono, nuevos canales, otro lenguaje visual, otra percepción de marca. Resultado: clientes nuevos, mejores, que pagan lo que vale.
¿Qué tienen en común todos estos casos?
Todos cerraron bien. Todos encontraron su camino. Todos gastaron el doble por no haberlo hecho bien desde el principio.
Y no los culpo. Cuando uno está empezando, es fácil caer en la trampa del “barato” o del “lo vi en Instagram y se ve lindo”. Pero te lo digo con cariño: una marca no es un filtro bonito ni un Canva bien acomodado. Una marca es estrategia. Es identidad. Es claridad. Y se construye con cabeza, no con prisas.
Chequeo express: ¿Tu marca tiene estrategia o solo está sobreviviendo?
Respóndete con sinceridad (sin excusas, sin drama). Si decís que sí a 3 o más… Houston, tenemos un problema:
Estás en modo “no hay estrategia si hay urgencia” si:
Tu logo funciona solo en fondo blanco.
Y cuando lo ponés sobre una foto o un color… puff, desaparece. Si tu equipo de atención no sabe decir lo mismo que vos decís en tus posts, tenés un problema de marca, no de capacitación. Tu branding tiene que permear desde el logo hasta el que entrega el producto.Tenés redes activas pero cero engagement.
Publicás, pero nadie comenta, nadie comparte, nadie entiende qué hacés. Solo el 13% de los consumidores confían en una marca que tiene mensajes contradictorios entre lo que publica y lo que entrega. ¿Decís que tu marca es premium, pero respondés a las 11 PM con emojis y errores de ortografía? Red flag. (Fuente: Edelman Trust Barometer)Tus clientes ideales no te encuentran (pero los tóxicos, siempre).
Te llegan los que piden descuento, te negocian todo, o no entienden tu valor.Tu feed se ve bonito… pero no vendés.
Todo “está lindo”, pero no hay ventas reales ni crecimiento. Porque no se trata solo de tener un feed lindo.
Se trata de que todo lo que hacés —desde cómo hablás hasta cómo respondés un mensaje— sume a la experiencia de marca.
Y eso, o te trae dinero… o te lo quita.Sentís que tu marca no se parece a vos.
Hay una desconexión entre quién sos y cómo se ve/escucha tu marca. El 64% de los compradores dice que el contenido en redes no coincide con su experiencia real al comprar. Social media ≠ marca real. Si tu atención al cliente no es coherente con tu contenido, estás creando disonancia, no lealtad. (Fuente: Gartner)Te copiás sin querer de lo que ves en tendencia.
Usás las mismas frases, el mismo estilo visual… y no se nota qué te hace diferente. El 73% de los consumidores elige una marca basándose en la experiencia, no en el precio. Traducido: no te están dejando por “caro”, sino porque no estás comunicando bien tu valor.
(Fuente: Salesforce State of the Connected Customer)No podés explicar tu marca en una frase clara.
Si tenés que dar mil vueltas para explicar lo que hacés, Houston otra vez. Una marca sin diferenciación pierde hasta el 70% de sus clientes al primer competidor más barato. Y no, tener “buena vibra” no es diferenciación. (Fuente: Nielsen Brand Impact Report)Tenés varios públicos, pero hablás como si fueran uno solo.
(Y spoiler: al final no conectás con ninguno.)Tu branding fue hecho con plantillas y algo de intuición.
Y ahora no sabés cómo escalarlo o adaptarlo a cosas más grandes. El 59% de los consumidores abandonan una marca tras una sola mala experiencia. No importa si tu Instagram es divino: si contestás mal un WhatsApp, te fuiste. (Fuente: PwC Future of CX)Sentís que todo lo que hacés es reacción, no dirección.
Publicás porque toca, cambiás cosas porque el algoritmo, ajustás porque la competencia lo está haciendo. Responder rápido en redes no es suficiente: el 82% de los clientes espera que entiendas su contexto. Si les hablás como a cualquiera, te tratarán como una marca más del montón. (Fuente: Hubspot CX Report)
Tener una marca estratégica no es tener un logo bonito y colores de moda. Es tener coherencia, intención, claridad y dirección…
para que el cliente ideal te encuentre, te entienda y te elija (sin que vos tengas que rogarlo o explicarte mil veces). Y cuando eso pasa, los números dejan de ser amenaza… y se vuelven reflejo del trabajo bien hecho.
Si esto te sonó familiar, no es para que te sientas mal. Es para que por fin agarres el volante. Una marca sin estrategia es como manejar con los ojos medio cerrados. Podés avanzar… pero a la mínima curva, te vas a estrellar.
Así que si querés construir una marca que te represente, que atraiga a los clientes correctos y que crezca contigo… no necesitás más reels.
Necesitás dirección. Necesitás estrategia. Y sí, para eso estamos en Capitol Circle.