The Eye Must Travel
A blog for design inspiration and exploration. We journey through the vibrant worlds of art, architecture, fashion, and interior design, uncovering the stories and creativity behind some of the most captivating visual experiences. I want to share the things I love. Join me as we travel through color, form, and style and get ready to see design through a new lens.
El precio del significado
Hace unos días, un robo en el Louvre nos recordó que el valor no siempre está en lo que cuesta. Alguien se llevó joyas, pero lo que realmente desapareció fue el relato que las hacía únicas. Nos obsesiona el brillo, olvidando que nada vale por sí mismo. Porque el oro sin historia es solo metal. Y el lujo —como el arte o la identidad— solo existe cuando tiene una narrativa que lo sostenga.
Los símbolos ya no viven en templos, viven en chats
Durante siglos inventamos símbolos para entendernos: mitos, dioses, héroes, personajes de novelas. Eran espejos colectivos que nos decían quiénes éramos y qué podíamos esperar del mundo. Íbamos al templo, abríamos un libro, invocábamos un mito… y allí encontrábamos compañía.
¡El old money es cosplay!
Napoleón entendió antes que nadie que la ropa nunca es solo ropa. Frédéric Godart cuenta que, en un gesto calculado, Bonaparte se vestía con los uniformes sencillos de sus soldados y, al mismo tiempo, con las insignias de un emperador. Ese contraste le permitía proyectar cercanía y autoridad a la vez. No era moda: era poder.
¿Es tu deseo realmente tuyo? El mercado empaqueta identidades
"No nos dicen qué pensar, pero sí cómo sobrepensar."
Esta frase —una síntesis punzante del efecto de los medios en la era del capitalismo narrativo— resume la manera en que las estructuras simbólicas moldean no solo nuestros deseos, sino también el contorno de lo que creemos posible.
El poder no se grita: el arte de no pedir permiso para valer
Toda cultura produce símbolos. Pero no todos los sujetos tienen agencia sobre ellos.
En una época donde el poder ha migrado del grito a la representación, dominar lo simbólico no es una frivolidad estética, sino una estrategia ontológica: quien no elige sus signos, termina habitando los del sistema. Y el sistema no es neutro. Está diseñado para premiar lo funcional, lo vendible, lo replicable.
El poder no se grita: se representa
Desde los albores de la humanidad, los rituales han funcionado como tecnologías simbólicas para producir cohesión, sentido y control social. Mucho antes de que existieran los algoritmos, ya existía el fuego rodeado por cuerpos danzantes, las coronas, los anillos, las banderas. No eran adornos: eran lenguajes sin palabras.